El impacto de la inteligencia artificial (IA) en la enseñanza y el aprendizaje requiere una revisión de las metodologías docentes que se utilizan en las aulas. Optar por metodologías activas nos permite centrarnos en el proceso educativo del estudiante, fomentar su responsabilidad y participación activa, y estimular procesos cognitivos más complejos, como la resolución de problemas, el pensamiento crítico y el aprendizaje colaborativo. Se trata de aspectos fundamentales para garantizar tanto la identidad y la autoría del estudiante como la fiabilidad de la evaluación, en una época en la que el uso de las herramientas de IA se hace extensivo entre los alumnos.